¡Tápate la nariz! Oler comida engorda, según estudio

| 11 julio, 2017     Por:

La Universidad de Berkeley hizo  un estudio con dos grupos de ratones; aquellos con percepción del olfato que comieron lo mismo que los que lo habían perdido, tuvieron un aumento del doble en su peso.

Oler un chocolatín recién horneado, el aroma del pesto en una pasta o el del caramelo que cubre un crème brulée son placeres inigualables. Lo sabemos, nuestro sentido del olfato es clave para disfrutar de la comida, pero científicos de la Universidad de Berkeley acaban de arruinarnos ese placer.

¿QUÉEEEE?

En el estudio llamado “El sentido del olor impacta la salud metabólica”, hecho por los académicos, se utilizaron dos grupos de ratones. Un grupo de roedores escuálidos y con deficiencia de olfato que mantuvieron la misma dieta -rica en grasas- que otro grupo de ratones, el cual conservaba el sentido del olfato y además, los duplicaban en peso.

El resultado fue que los ratones del grupo con el sentido del olfato potenciado se volvieron aún más gordos que aquellos roedores que percibían los olores de manera deficiente o normal.

Los resultados sugieren que el olor de los alimentos que consumimos podría jugar un papel importante en cómo el cuerpo maneja las calorías ingeridas. Si no puedes oler tu comida, puede que quemes esas calorías en lugar de almacenarlas.

¿Qué relación tiene oler y las calorías ingeridas?

El estudio arroja una conexión entre el sentido olfativo y las regiones del cerebro que regulan el metabolismo, en específico, el hipotálamo. Sin embargo, los circuitos neuronales responsables aún se desconocen.

“Este estudio, es uno de los primeros que realmente muestra cómo si controlamos al olfato, podemos modificar la manera en el que el cerebro percibe las calorías ingeridas, e incluso las regula”, aseguró Céline Riera, doctora ex miembro de la Universidad de Berkeley, y actualmente en la Centro Médico Cedars-Sinai, en Los Ángeles.

El estudio especifica que hay personas que debido a la edad, alguna lesión o enfermedad también el sentido del olfato. Por ejemplo, aquellas que tienen Parkinson, sufren trastornos alimenticios; sin embargo, en este caso, la causa no es específica. Ya que, la falta de placer al comer puede ocasionar depresión, la cual puede ocasionar la falta de apetito.