¿Filtro o protector solar? ¿Cuál es la protección ideal? Esa, y otras dudas las resolvemos aquí.
El sol ha sido siempre objeto de veneración y dedicación y, en las últimas décadas -después de la posguerra y gracias a la cultura urbana del bienestar y del culto al cuerpo-, se dio una tendencia en la que estar bronceado era símbolo de estatus y opulencia económica.
La cultura del sol
Recordemos esas estampas de los años 60 y 70, en donde el marido golfista, la mujer y los niños disfrutaban del sol sin ton ni son, esperando broncearse para luego «presumir su color» de vuelta a casa.
Pero las cosas han cambiado, quizás porque la ciencia -la dermatología en particular- ha avanzado y hoy conocemos más sobre los efectos negativos del sol, quizás por el rompimiento de la capa de ozono y también porque cada vez hay más incidencia de cáncer de piel.
Es una realidad que necesitamos del sol para obtener vitaminas D, C y E, pero con exponerse cinco minutos diarios se adquieren los requerimientos suficientes de dichas vitaminas —con excepción de los ancianos, quienes necesitan dosis mayores.
¿Por qué hay que protegerse del sol?
Algunos debemos protegernos más que otros, de acuerdo con nuestro tipo de piel, pero aquí surge otra pregunta: ¿sólo debemos protegernos del sol en verano? Sencillos tips para averiguarlo.
1. Procura que sea no comedogénico y que tenga protección a todo esto
Ya sea que compres protector solar para cara o cuerpo, esta debe tener protección frente a rayos UVA, UVB, infrarrojos y luz visible. Dado que muchos fotoprotectores pueden ser excesivamente grasos y provocar la aparición de acné cosmético, te recomendamos comprar un fotoprotector en textura gel crema, ya que son los que menos engrasan, son fáciles de aplicar y no aportan brillo a la piel.
2. ¿Mejor en farmacia, perfumería o supermercado?
Aunque en perfumerías y supermercados se pueden encontrar buenos fotoprotectores, la mayoría de los dermatólogos aconsejan comprarlo en farmacia. ¿El motivo? Los protectores de farmacia están libres de octocrileno y otras sustancias que han demostrado ser alérgicas o irritantes.
3. El truco para decidirse entre filtros químicos o minerales
Otro de los grandes dilemas a la hora de hacerse con el protector solar adecuado a las necesidades de nuestra piel es el hecho de elegir entre un filtro químico o mineral. Para hacer esta decisión más sencilla existe una regla sencilla: los filtros mineral–con ventajas alisantes, iluminadoras y matificantes sobre la piel– son aptos para todo tipo de pieles, incluso las sensibles. Por eso, en caso de duda, siempre es mejor decantarse por uno mineral. No obstante, los filtros químicos también tienen sus ventajas: tienen textura ultraligera y son recomendables para pieles mixtas e incluso con tendencia comedogénica.