Carmela y sal ¿Dónde? Manzanillo 22B, Roma norte
Carmela y Sal es el nombre que recibe el restaurante de la tabasqueña Gabriela Ruiz en Ciudad de México, ubicado en Lomas Virreyes.
Abierto en diciembre, el lugar se ha convertido en uno de los favoritos de la escena defeña. Difícil conseguir reserva especialmente a mediodía (lo invade el público ejecutivo) y los fines de semana.
Gaby Ruiz y su aliado, Rafael López Rubí, transmiten la esencia culinaria de Tabasco en un sofisticado espacio diáfano diseñado por Helue Morales Iza (Código Arquitectura), inspirado en los cacaotales que tanta admiración provoca en la chef.
La cocina de Gabriela Ruiz dista mucho de la de sus contemporáneos, se mueve en un universo propio donde adopta los sabores tradicionales y los realza con textura y color.
Es más, existe una sinestesia aplicada a sus recetas, creando platillos a partir de canciones, como es el caso de la ensalada de betabel, quinoa, cous cous y cebada, puré de camote y naranja, y amaranto tostado.
En sus entradas es un must pedir las tostadas de mentiras preparadas con coco joven y coco viejo… una trampa antojo que es todo menos lo que parece.
Otro indispensable es la ensalada de jícama con pesto de albahaca criolla, pistachos y uvas verdes es recomendable junto a la de betabel.
Ligero, al tiempo que intenso y sabroso, es el tiradito de pulpo y camarón conemulsión de pimientos.
Más contundentes, pero de pleno sabor, son el queso ahumado del tío Rodo con pimientos rostizados y miel; así como los paquetitos de plátano macho rellenos de frijol, salsa de tomate, crema y chicharrón.
Los pescados son impecables en su punto, como el robalo en una cama de pipiáncon verduritas encurtidas que lo dotan de cremosidad y acidez al mismo tiempo.
Los canelones rellenos de cochinita pibil y el lechón de navidad son los más atractivos en carnes, así como el cordero alimentado con cáscaras de naranjas confitadas con unas lágrimas de yogurt.
Postres tiene tres. Plátano con dulce deleche y crema montada; merengue de nuez con queso, piña, carambola y maracuyá; y el pastelito de chocolate sinharina, naranja y vainilla con crumble de pimienta tabasqueña.
La coctelería es un punto fuerte, desde el Negroni o Manhattan, hasta otros más contemporáneos con mezcal como base, como Estragón, con piña a la parrilla y absenta.
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