Los alimentos light, ¿realmente lo son? Muchos de los alimentos que se dicen saludables, en realidad pueden ser la razón por la que tus dietas no funcionen.
En numerosas ocasiones los productos light, de dieta, sin grasa o sin azúcares no son lo que parecen y, lejos de ayudarte a cumplir los objetivos de tus dietas, en realidad son una fuente de calorías poco nutritivas.
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Estos cuatro alimentos, que seguramente has consumido, no son tan saludables como crees.
Granola
Es un complemento muy recurrente a la hora del desayuno porque sus componentes no parecen nocivos: frutos secos, avena o cereales integrales.
El problema de la granola es la cantidad de azúcar y de conservadores que contiene: de acuerdo con la gurú del fitness en Instagram, Sachafitness, una taza puede tener hasta 500 calorías por porción.
Además, debemos tener en cuenta que en su composición se encuentran las grasas —provenientes de los frutos secos— y carbohidratos en exceso —de los cereales. Es lo que la nutricionista llama un “alimento densamente calórico”: muchas calorías concentradas en una pequeña porción.
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Los aderezos, aunque sean light
Mike Geary, nutriólogo y preparador físico, comenta que la mayoría de estos aderezos son altos en jarabe de maíz de alta fructosa, un sustituto del azúcar usado por la industria alimentaria estadunidense desde los años 70.
El especialista explica que debido al proceso de refinación de los aceites, tanto de soya como de canola, el componente poliinsaturado de los aceites se oxida y hace que estos aceites sean inflamatorios para el cuerpo.
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Refrescos y aguas de dieta
Son empleados en numerosas ocasiones en lugar del refresco regular. Prometen menos calorías —incluso cero calorías… y el mismo sabor. Pero un estudio de la Universidad de Texas ha evidenciado que el consumo de estas bebidas puede llevar a un aumento de la grasa abdominal y estar asociado con un mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares, infarto de miocardio y obesidad.
Lo que venga en sobre
Por ejemplo las sopas instantáneas, los fideos y preparados asiáticos, y las pastillas de caldo. Podemos pensar que contienen todos los macronutrientes: carbohidratos —procedentes de la pasta—, proteína —por el caldo de res, pollo o pescado— y las verduras, que tienen vitaminas y minerales.
Nada más lejos de la realidad: estos productos tienen un alto contenido en sal, de acuerdo con el Instituto Europeo de la Obesidad, que puede ser perjudicial para niños y provocar problemas de hipertensión en adultos; además, algunas marcas incluyen entre sus componentes la manteca de cerdo y potenciadores de sabor que aportan muchísima grasa insalubre.