Ser intenso/a lo arruina absolutamente todo cuando se trata de una relación incipiente; es decir, durante las primeras citas.
Volverte un idiota cuando te enamoras no es el problema, sino que se note. La emoción que causa el amor nos vuelve torpes, impulsivos y ciegos. Eso provoca que no tomemos precisamente las mejores decisiones y que, a menudo, arruinemos algo que pudo haber sido grandioso.
Ser intenso/a lo arruina absolutamente todo cuando se trata de una relación incipiente; es decir, durante las primeras citas, cuando aún no han formalizado ni la situación es clara. El otro se siente acorralado, acosado, sofocado y –por lo tanto– toma su distancia.
Si quieres saber si estás yendo muy rápido y arruinando tu futura relación, éstas son algunas señales:
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Lo llevas a conocer a tu familia
Mientras la otra persona no ha tenido ese gesto —ni da señales de querer tenerlo— se te ocurre que sería buena idea presentarlo con tu familia. De manera improvisada —y sin consultárselo— lo llevas a una fiesta, una comida o reunión familiar. Esto puede significar para la otra persona un compromiso que no está dispuesto a asumir.
Insistes en conocer a los suyos
Aunque no está en sus planes, insistes en visitar su casa, salir con sus amigos, integrarte a las actividades que realiza aparte de ti. Obligar al otro a entrar en su vida es no sólo inútil sino perjudicial para ambos, debe existir un respeto a los espacios privados.
Haces planes a futuro con él/ella
“Ya reservé un lugar increíble para pasar las vacaciones de Navidad”, “¿Qué quieres que te regale en tu próximo cumpleaños” … Detente. Tener detalles cursis es lindo en una relación, pero cuando ni siquiera ha empezado, dan miedo. A menos que el otro esté igual de interesado, no es recomendable hacer planes en el aire.
Quieres saber y conocer todo lo que hace
Es cierto que a todo el mundo le gusta recibir mensajes de “buenos días”, “¿ya comiste?”, “sueña bonito”, pero no todo el tiempo ni todos los días. Una clara señal de que vas demasiado rápido es insistir en la localización y las actividades del otro. Esto puede hacerlo sentir acosado e invadido. Nadie quiere un guardián obsesivo en su vida.
Idealizar a alguien que acabamos de conocer es perfectamente normal. Sentir ganas de mostrar todo el cariño y amor que sentimos, también. Sin embargo, todo lleva su tiempo. El otro puede estar pasando por una situación complicada; quizás es muy pronto para empezar una relación o le han roto el corazón tantas veces que prefiere llevarlo con calma.