Turnitin, una reflexión sobre el plagio

Emprendedor | 27 diciembre, 2017     Por: Impacto21

“Se me olvidó citar”, “hice copy-paste”, “lo tomé como referencia”…¿sabes si has cometido plagio?

 

El plagio en México merece ser discutido más allá de filias y fobias. A veces pensamos que plagiar es relativamente sencillo porque los métodos para descubrirlo o no existen o si existen hay nulo interés en aplicarlos.

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El rigor académico en México, que premia lo cuantitativo sobre lo cualitativo —sistemas como el Sistema Nacional de Investigadores otorgan puntos a los académicos no por la calidad de su trabajo sino por la cantidad de producción anual—, facilita este tipo de situaciones. Muchos asesores no leen las tesis de sus alumnos, o al menos no con la dedicación requerida. Si alguien plagia, por error o con dolo, la impunidad con la que puede hacerlo es casi total.

A esto hay que sumarle un segundo punto, la tolerancia o indiferencia de las propias instituciones hacia sus casos de plagio. Salvo en contables situaciones, a los plagiarios se les permite seguir en su cargo sin mayor repercusión; en el caso de los estudiantes muchos de ellos pueden graduarse sin que sus transgresiones reciban la sanción necesaria.

Entre toda esta discusión, llega Turnitin, un software que mediante diversos filtros y una amplia base de datos permite reconocer textos enteros donde se pueda detectar algún porcentaje de plagio o escritura poco original.

¿Cómo funciona?

Gracias a sus poco más de 160 millones de publicaciones y artículos científicos en su base de datos, así como trabajos estudiantiles y páginas web, ayuda a detectar diferentes tipos de anomalías en los textos a consultar.

Raquel Villarreal, gerente de Mercadotecnia para América Latina de Turnitin, explicó que el software se desarrolló en 1998 en la Universidad de Berkeley, Estados Unidos. En México ingresó hace algunos años, donde es utilizada por 75 universidades, tanto públicas como privadas, como una herramienta para detectar el llamado plagio académico.

En entrevista con Impacto21, Villarreal aseguró que si bien no cuentan con cifras precisas sobre el fenómeno del plagio en textos, su experiencia les hace ver que es un problema presente en todas las instituciones académicas, incrementándose a partir del nivel bachillerato hasta maestrías y doctorados.

Gracias a su base de datos y la posibilidad de compartir textos entre las 15 mil instituciones que utilizan el programa a nivel global, el usuario puede cotejar un ensayo, cuento o una tesis académica determinando qué porcentaje de la obra no es original. También es posible detectar si hubo un parafraseo del texto, y en qué porcentaje aparece en el texto.  

¿Una solución? 

Existe suficiente evidencia de que el plagio constituye un problema bastante extendido en nuestro medio. El fortalecimiento intelectual, institucional y ético de la comunidad académica mexicana es el único camino para erradicar de su seno prácticas que la afectan de diversas formas y cuya tolerancia amenaza los valores fundamentales que la sostienen.

En el centro de dichas prácticas se encuentra el plagio académico. En su ejercicio se mezclan, en primer lugar, la deshonestidad y la pereza de algunos, pero también la displicencia de otros, así como la ausencia de un marco regulatorio. En México, esta falta de regulación y de las sanciones correspondientes no hace más que contribuir a la difusión del plagio; asimismo, estas insuficiencias inciden sobre una serie de prácticas que de algún modo lo alimentan y le permiten desarrollarse.

Es hora de traer el tema a la discusión pública. Una vez más, invitamos a hacerlo. Y también, hacemos un llamado a que las universidades se tomen en serio las acusaciones de plagio. Como siempre, el buen ejemplo debe venir desde nuestras instituciones educativas.