El Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo es uno de los más recientemente adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que el 18 de diciembre de 2007 eligió el 2 de abril como fecha para poner el foco en la necesidad de contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas con autismo.

A los integrantes de la Asamblea les preocupaba que las mujeres y niñas con discapacidades sufren distintos tipos de discriminación, por eso en 2017 decidieron que la celebración de este año se centraría en la importancia de empoderarlas e involucrarlas en las políticas y en la tomas de decisiones.

La mayor consternación radica en que mujeres y niñas sufren discriminación por partida doble: de género y por discapacidad. Esto provoca que tengan menos probabilidades de completar los estudios primarios o que incluso se les niegue el acceso a la educación.

Por si eso fuera poco, tienen tasas de empleo menores que los hombres discapacitados y que las mujeres sin ningún impedimento físico o mental. A esto hay que agregar la lamentable exposición que tienen a la violencia de género y a la estigmatización, que también las priva de servicios de salud sexual y reproductiva.

Ahí radica la relevancia de celebrar un día de concienciación, para sensibilizar y llamar la atención de la opinión pública.

¿Qué es el autismo?

El nombre oficial es Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) y hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral, lo que da lugar a dificultades en la comunicación e interacción social, flexibilidad del pensamiento y de la conducta.

Tiene un origen neurobiológico y acompaña a la persona a lo largo de toda su vida, aunque sus manifestaciones y necesidades cambian en función de las distintas etapas del desarrollo.

Afecta de manera fundamental a la esencia social del individuo y a su capacidad para responder adaptativamente a las exigencias de la vida cotidiana.